Una de las cosas que más me molestan, cuando trato de tomarme un momento de respiro de la vida tan ajetreada que luego llevo, es que las cosas se queden a medias. Puede que no les quede claro de qué les hablo pero les pongo unos ejemplos.
A quién no le ha pasado que cuando estas muy a gusto viendo una película en la comodidad de la sala de tu casa o en tu cama, de repente en el clímax de esa película se para (ya sea original o un producto de la empresa pirata), ya no continua y por más que vuelvas a ponerla ya no avanza de donde la dejaste. Es frustrante que pase esto, te quedas a medias, no sabes en que quedó la historia, te enojas y te la pasas el resto del día con un cumulo de emociones atoradas, por que sí eres como yo, te involucras tanto en la trama de la película, que cuando se para es como si te atoraras tu mismo en la historia.
Lo mismo sucede cuando encuentras el libro que buscabas en línea, y ya bien entrado en la lectura resulta que no está completo, solo vienen dos paginas si y una no, quizá sea una buena estrategia para proteger los derechos de autor, pero es muy mala por que interrumpen la continuidad de la lectura. Puede que este corte de páginas te desilusione para no volver a retomar la lectura o por el contrario te llega a incentivar a buscar en bibliotecas o librerías dicho libro. Supongamos que decidimos buscarlo en la biblioteca, indagamos en el sistema de bibliotecas, corremos a buscarlo y resulta que del único ejemplar que está en existencia ya ha sido retirado del lugar, siendo que los ejemplares únicos no deben salir del recinto. En otro caso, pasa que el libro que buscas es de nueva edición y aunque ya ha pasado más de un año de su publicación, los libros no han sido agregados al sistema, por lo que no los puedes encontrar o disponer de ellos para préstamo o consulta. Yo me pregunto: ¿Por qué no han actualizado las bases de datos y los sistemas en las bibliotecas? ¿Qué acaso no les pagan a las personas que atienden estos lugares para darte esos servicios?, dejo esta pregunta a reflexión sobre el buen servicio de una biblioteca.
Defraudado por el servicio bibliotecario, recurres a la librería, tomando en cuenta que: eres pobre y de familia numerosa, como se dice coloquialmente. Aún así te aventuras y entras a la librería, buscas el libro y no lo encuentras y le pides a un encargado que te ayude. Mientras el chico va a buscar el libro baboseas viendo uno que otro libro que siempre has querido comprar y que cada ves que vuelves a la librería te dices a ti mismo “cuando tenga dinero vuelvo por él”. Finalmente el encargado vuelve, pero ¡oh que sorpresa!, resulta que el libro que estás buscando se agotó o se encuentra en otra sucursal y debes esperar unos días a que lo traigan (obviamente dando un anticipo), o para mala suerte de muchos la editorial es extranjera y debes hacer el encargo del libro. Un vez más la frustración de un lector apasionado.
A estos dos ejemplos, pequeños pero recurrentes les denomino “una diversión inconclusa”, tal ves no creas que leer un libro es muy divertido, pero “el gusto se rompe en géneros” por lo que hay muchas lecturas que dan ese plus de diversión y el no tenerlas a la mano cortan ese gusto, teniendo a veces resultados de enojo. Alguien tiene otras ideas de diversiones inconclusas, será muy interesante saber en cuales se les ocurre. Con esto cierro esta entrada, ahora si creo que necesito con urgencia temáticas de la cuales escribir, espero que esta semana la inspiración llegue en verdad.
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