México es un país privilegiado en cuanto a flora y fauna se refiere, y en específico sus zonas costeras son de las más dotadas, ya que alberga a una infinidad de especies animales donde muchas de ellas son únicas en el mundo y en su mayoría están en peligro de extinción. Un caso particular es la tortuga marina, siendo una de las especies más antiguas del planeta. A la cual se le puede apreciar a lo largo de todas las playas mexicanas tanto del Pacífico como del Atlántico, cuando las tortugas hembras realizan su arribo a las costas para desovar, como también el nacimiento de esta maravillosa especie que debe enfrentar un sinfín de peligros a lo largo de su vida desde el momento de su nacimiento o incluso mucho antes que este.
En general, se le puede considerar una especie sobreviviente, ya que ha enfrentado cambios climáticos, la división de continentes, erupción de volcanes, pero sobre todo la presencia de su mayor depredador: el hombre, por que debido a sus actividades como la pesca, el comercio (contando con el tráfico de especies), turismo, industria, etc., ha puesto a la tortuga marina en gran peligro, mucho más que sus propios depredadores naturales. Es por ello, que México tiene una gran responsabilidad frente al cuidado y supervivencia de esta especie, debido a que son 11 las especies de tortugas marinas que habitan el planeta, y diez de ellas cada año arriban a las playas mexicanas, mientras que nueve desovan en sus arenas.
Como parte de una gran atracción turística, además de ser una actividad altruista y de ayuda a nuestro país, el ecosistema y sobre todo a la naturaleza en el mundo, en México alrededor de todas sus magnificas costas se realiza la liberación de tortugas marinas año con año. Un evento hermoso y que sin más hace sentir a cada persona añoranza, felicidad y tristeza al mismo tiempo, debido que el solo ayudar a que estas pequeñas criaturas se desplacen al mar, es el primer paso dentro de su gran travesía. Una experiencia que fantástica que vale la pena vivir.
No obstante, esto no podría realizarse sin la ayuda y cooperación de los campamentos tortugueros instalados alrededor de las costas, los cuales en muchas ocasiones se encuentran instalados cerca de centros y playas turísticas, que hace más atractiva la visita a estos lugares pero que a su ves proporciona un gran responsabilidad a cada persona que recorre estas zonas. A lo largo de las playas mexicanas de mayor arribo se instalan campamentos compuestos por biólogos, hidrobiólogos, médicos veterinarios, técnicos, personal de vigilancia y voluntarios, para lo cual la participación de voluntarios es básica para la sobrevivencia y crecimiento de estas zonas. Tal es el caso de Playa Azul en el estado de Michoacán, donde se encuentran varios campamentos tortugueros y que realizan este labor altruista. La intención de este ecoturismo es hacer consciente a los asistentes de la importancia de preservar esta especie y apoyar al equilibrio del ecosistema.
Las actividades en los campamentos se llevan a cabo con un patrullaje nocturno, a la luz de la luna, en busca de tortugas que estén desovando. Para ubicar un nido de tortuga es necesario encontrar el rastro de la tortuga desde la orilla del mar hasta la playa, además de que la arena se encuentra caliente. Los campamentos apoyan la medición y marcaje de hembras anidantes, revisión y limpieza de nidos, liberación de crías, registro y captura de datos, apoyo en actividades de educación ambiental y otras actividades logísticas en campamento. Éste es un ecoturismo que no puede realizarse en todo el mundo, sólo en zonas privilegiadas como México.
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