Recientemente mientras buscaba unos documentos, me encontré con una revista muy, pero muy vieja, de aproximadamente dieciséis años. En esta antigua publicación, al ojearla me percate de un pequeño escrito, que después de leerlo me causo mucha risa, pero a la ves tiene elementos muy ciertos sobre nuestra formación dentro de la gramática española. Este es el cuento:
Un gran recurso
Un día, mi segundo hijo, que cursaba el primer grado de primaria, me dijo muy emocionado al volver del colegio:
-¡Mamá, hoy me enseñaron una palabra que me ayudará a no hablar mucho!
Yo me hallaba muy atareada en ese momento, así que solamente comenté:
-¡Qué bien!
Por la noche nos reunimos a orar en familia, y a él le tocaba hacer la oración. Dijo:
-Diosito, perdóname que haya sido egoísta, mentiroso, etcétera, etcétera, etcétera. Amén
Esa era la palabra que había aprendido.
Revsita Reader´s Digest Selecciones, México DF, Febrero 1994.
El relato a pesar de ser bastante chistoso, también demuestra que nuestra formación en tanto nos expresarnos se reduce y empobrece constantemente; por una parte, al tratar de resumir lo que buscamos decir -o en nuestra vida cotidiana- cada persona suele usar palabras que nos caracterizan pero acotan el idioma, siendo que el Español es una lengua bastante rica, donde podemos usar varios sinónimos o palabras semejantes, que pueden dar mayor o menor formalidad a lo que deseamos comunicar.
Sin embargo, existen muchas formas de corregir o mejorar estas distorsiones, que para estudiantes es fundamental en su formación escolar. Por ello, entre estas formas de corrección y mejoramiento de nuestro vocabulario, se encuentra: leer. Siendo lecturas de calidad, una buena novela clásica, la lectura de varios periódicos diarios o revistas de investigación son algunas recomendaciones para formarnos una cultura de la lectura, la cual desarrollara nuestro precario vocabulario, sin contar los muchos otros beneficios que esta actividad conlleva como es: mejoramiento de ortografía, uso de signos de puntuación, apoyo para acomodar nuestras ideas tanto cuando se habla como cuando se escribe.
Finalmente, esperemos no usar algunas palabras cuyos significados sean incorrectos; por ejemplo, algunas que encontré en dicha revista vieja:
- - Dentista: Hombre que come con dientes de los demás.
- - Pubertad: Época en que el hombre deja de hacerse preguntas y empieza a dudar de las respuestas.
No obstante, dichas palabras no dejan de tener mucha verdad.
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