Después de una larga jornada en otra nación y de haber hecho un camino con bastantes dificultades. Regrese a estas tierras tan hermosas con sus bellos jardines, la calidez de su ambiente junto con la inmensidad de colores que lo rodean, las comodidades de todo tipo entre sus bastos campos de algodón, donde en el horizonte cada mañana se avecina esa linda luz tan resplandeciente que me anuncia el inicio de un nuevo día, y sobre todo, el mejor lugar para descansar, estar en paz y olvidarse de las dificultades de la vida.
Hace mucho que no volvía a este lugar que quería tanto y que entre mis cavilaciones siempre se encontraba, pero por distintas causas se me había dificultado visitar. En esta ocasión decidí establecerme todo el tiempo posible que se me pudiera permitir, dejándome llevar por la inmensidad de su cordial abrazo, y por aquella vocecita que me decía que nunca me fuera, aunque mi deseo no fuera lo contrario. Y estando ahí, las dificultades de mis anteriores actividades se olvidaron, por fin me encontraba descansando, viviendo entre nubes y en un sueño dorado, el cual no quería que fuera interrumpido por nada ni por nadie, y siendo este lugar tan pacifico, sus habitantes también lo eran.
Sin embargo, no todo era perfecto. Como en la vida nada lo es, que es un ir y venir sin tener asegurado nada. En estas tierras, era imposible creer que su paz pudiera ser interrumpida. Eran mis territorios, y aún así, un enemigo común hizo acto de presencia.
Dicho enemigo, venia de la familia de los Mosquiticos Fregonis, que se caracterizaban por invadir lugares como el mío, fértiles y llenos paz; que suelen hacer acto de presencia cuando llega el ocaso. Algunos sigilosos entran sin ninguna dificultad y saquean nuestro más preciado elixir de la vida. Pero hay otros, que no conformes con robarnos, hacen una gran barahúnda, poniendo de cabeza todo.
Es así, como a pocas horas de mi llegada, estos enemigos se presentaron. Bajo mi juramento de no distorsionar el ambiente, mantuve la calma, y pretendí que estos invasores hicieran lo suyo, sigilosos como casi siempre y se fueran. Pero estos nuevos enemigos no lo hicieron. Saquearon una y otra ves, causando un gran desorden. Fue en ese momento cuando mi paciencia se agoto y quebrantando mi propia paz les declare la guerra.
Fue una campaña muy corta, pero nada sencilla; estos saqueadores eran realmente astutos y se escondían bastante bien; aunque yo era más perseverante y estaba dispuesta a eliminarlos por el bien de mi comunidad. Fui paciente e inmediatamente los encontré y los ataque, pero fui testigo de su habilidad para escapar; no desistí y esta vez estaba segura de que los eliminaría. Volví a encontrarlos y esta vez mi ataque fue directo; mate al mayor distorsionador y las cosas regresaron a la normalidad. No pasando mucho tiempo de eso, un sobreviviente de esta familia y nada hábil volvió para vengarse. Me ataco directamente, casi pierdo un ojo en el ataque; pero logre defenderme y acabar con esta especie de una vez por todas.
Por fin, las cosas estaban una vez más en el lugar correcto. Este maravilloso lugar, mi favorito entre muchas cosas, conservaba su paz, hermosura, frescura y suavidad. No obstante, todo mundo estaba seguro que otros nos codiciarían, y tratarían de invadirnos otra vez, pero estábamos tranquilos, por que estaríamos preparados para enfrentar cualquier cosa.
Nota: a causa de una mala noche... se vale de todo XD
Ten cuidado con las faltas de ortografía, principalmente los acentos, recuerda que con tres faltas tu entrada se anulará
ResponderEliminar